lunes, 9 de diciembre de 2013

Vértigo



Sensación subjetiva de que el cuerpo o el entorno rotan o se desplazan sin que ésta exista realmente (ilusión de movimiento).
Con frecuencia decimos que una serie de situaciones son erróneamente vértigos como el mareo, el desfallecimiento y la inestabilidad.

El vértigo se produce por una alteración del sistema vestibular. Esta alteración puede ser de causa periférica o central. El de origen periférico es la causa más frecuente de vértigo.



El organismo dispone de tres sistemas que se interrelacionan principalmente en el cerebelo para mantener el equilibrio, que son: sistema vestibular, sistema propioceptivo y el órgano de la visión.



Para que exista equilibrio, se necesita que al menos dos de estos tres sistemas funcionen.

En caso de vértigo, el sistema vestibular está afectado, produciendo una sensación de movimiento cuando en realidad no existe. El órgano de la visión produce secundariamente unos movimientos característicos para intentar mantener un punto fijo mientras que el sistema propioceptivo lo intenta compensar dando lugar a un desequilibrio. 

Existen diversas causas para el vértigo periférico, estas son: Enfermedad de Menière, infección, traumatismo craneal, ciertos fármacos, tóxicos como alcohol, arsénico… tumores (meningioma, colesteatoma y neurinoma del VIII par) y por cambios bruscos de presión.

En el caso del vértigo central destacan; accidente cerebrovascular, esclerosis múltiple, migraña de la arteria basilar (migraña precedida de síntomas neurológicos), epilepsia del lóbulo temporal y tumores de la fosa posterior.

Aquellos que presentan o sufren de vértigos conocen la sintomatología, una sensación rotatoria de los objetos, que puede ser de intensidad variable, desde leve a una situación incapacitante durante el episodio. 

Suele acompañarse de síntomas vegetativos como náuseas, vómitos, taquicardia e hipotensión arterial.

En casos de vértigo periférico (hasta el 75% de los vértigos) aparece un movimiento rotatorio de los ojos horizontal. Son episodios de inicio brusco, breves y con abundantes síntomas vegetativos, predominantemente vómitos. Las crisis se suelen desencadenar con el movimiento.

Los vértigos de origen central se presentan sin relación con la postura, son de inicio más lento y de mayor duración, y los vómitos están menos presentes. También aparece el movimiento de los ojos, pero éste suele ser vertical.

Resulta de importancia recomendar reposo durante el episodio agudo de vértigo, siempre junto a fármacos antivertiginosos y/o antieméticos en el caso de náuseas y vómitos. 

Sin embargo, además del tratamiento de la fase aguda del vértigo, es necesario investigar la causa que lo ha producido para ofrecer el tratamiento adecuado en cada caso.

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