La apnea, es la interrupción de la
respiración. Pueden producirse periodos de apnea, en los que cesa la
respiración unos segundos durante el sueño. Cuando se alternan periodos de
apnea con periodos de respiración rápida y profunda (hiperapnea), se habla de
respiración de Cheyne-Stokes; puede producirse por una caída de oxígeno, por
acumulación de ácido en la sangre, por aumento de la presión en el tronco
cerebral, o por fallo cardiaco. La apnea puede asociarse a procesos tan
nefastos como las alteraciones del ritmo cardiaco, la hipertensión arterial o
la pérdida de la fuerza contráctil del músculo cardiaco. También se ha asociado
a algunos casos de muerte súbita del lactante.
La apnea del
sueño puede deberse a la obstrucción de la vía aérea (apnea obstructiva del
sueño), a alteraciones en la región del cerebro que controla la respiración
(apnea central del sueño), o a ambos procesos (apnea mixta del sueño). La
obesidad puede ser un factor coadyuvante; los pacientes que padecen apnea del
sueño mejoran con la pérdida de peso; también deben evitar los fármacos
hipnóticos o sedantes. Algunos investigadores han localizado la causa del
proceso en una lesión del área cerebral implicada en el control respiratorio.
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