jueves, 28 de noviembre de 2013

Flutter auricular

Un flutter auricular, o en español aleteo auricular, es un trastorno del ritmo cardíaco que, como el nombre indica, se produce en las aurículas de corazón. Se asocia con un ritmo del corazón taquicárdico, de manera que se puede incluir en el grupo de las taquicardias supraventriculares. Este tipo de arritmia es habitual en pacientes con una cardiopatía de base (hipertensión, cardiopatía isquémica, miocardiopatía...), aunque también puede surgir en personas sanas. Esta patología no estable, por lo que a menudo puede derivar en una fibrilación ventricular.

Causas

El causante de los flutter auriculares son los ritmos de reentrada, tanto en la aurícula izquierda como en la derecha. Su inicio suele ser por un impulso eléctrico prematuro en la aurícula que se propaga por las diferencias en los períodos refractarios de las aurículas. Así, se crea un nuevo circuito eléctrico que se auto-perpetúa alrededor de la aurícula.

Clasificación

Existen dos tipos de flutter auricular: tipo I y tipo II. Los pacientes que sufran un flutter normalmente solo tendrán uno de los dos, rara vez sufren los dos al mismo tiempo. 

El circuíto de reentrada le da la vuelta a la aurícula derecha, pasando por el istmo cavo-triscupídeo, tejido fibroso situado en la parte inferior de la aurícula (entre la vena cava inferior y la válvula tricúspide). 

El flutter de tipo I tiene dos formas. El aleteo auricular antihorario es en el que el circuíto de reentrada sigue va en sentido contrario. El aleteo auricular horaio sigue el mismo sentido que las agujas del reloj.

Una buena solución a este problema es la ablación por catéter con la que se eliminará el istmo cavo-tricuspídeo. Así se previene el circuito de reentrada, y con ello se elimina el problema del aleteo.




Cuadro clínico

El flutter auricular puede ser asintomático, aunque en su inicio suele dar sensación de palpitaciones regulares. Estas palpitaciones suele durar hasta que se resuelva el apisodio o hasta que se controle la frecuencia cardíaca. 

Cuando la persona que sufre esta afectación tiene de base otro trastorno cardíaco puede provocar dificultad respiratoria, dolor de pecho, mareos, náuseas, ansiedad e incluso sensación de tragedia. 

Un flutter prolongado puede producir una descompensación y una pérdida de la función cardíaca normal, es decir, una insuficiencia cardíaca. Esto se manifestaría con intolerancia a cualquier mínimo esfuerzo, dificultad respiratoria nocturna e hinchazón de piernas y abdomen.




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