Vamos a comenzar a tratar las diferentes enfermedades que puedes afectar al aparato respiratorio. Comenzaremos hablando de la tuberculosis, para comenza explicaremos que es, como se transmite y como se detecta si una persona padece tuberculosis.
La tuberculosis, es una enfermedad infecciosa
aguda o crónica producida por el bacilo Mycobacterium tuberculosis, que
puede afectar a cualquier tejido del organismo pero que se suele localizar en
los pulmones. El nombre de tuberculosis deriva de la formación de unas
estructuras celulares características denominadas tuberculomas, donde los
bacilos quedan encerrados.
Transmisión de la tuberculosis
Los bacilos de la tuberculosis
son transmitidos por el esputo, bien en gotitas suspendidas en el aire o por
partículas de polvo y rara vez por excrementos o alimentos. A diferencia de
otras enfermedades infecciosas, la tuberculosis no tiene un periodo de
incubación específico. Un episodio único no confiere inmunidad duradera. El
bacilo puede permanecer latente en el organismo durante un largo periodo, hasta
que una disminución de las defensas le da la oportunidad de multiplicarse y
producir los síntomas de la enfermedad. Aunque una tercera parte de la
población mundial es portadora de bacilos tuberculosos, la enfermedad se
desarrolla en un porcentaje pequeño de personas. La Organización Mundial de la
Salud (OMS) estima que, si el control de la enfermedad no mejora, entre el 2002
y el 2020, alrededor de 1.000 millones de personas en el mundo se infectarán,
150 millones contraerán la enfermedad y 36 millones morirán como consecuencia
de la tuberculosis. Anualmente esta enfermedad es responsable de la muerte de 2
millones de personas (incluidas las personas infectadas con el VIH); las
regiones más afectadas son el África subsahariana, el sureste de Asia y la
Europa del Este.
Detección y tratamiento de la
tuberculosis.
La radiografía simple de tórax es un método de exploración
selectiva de la población para evidenciar la tuberculosis pulmonar. Aunque la
radiografía suele demostrar la presencia de una lesión pulmonar, la
confirmación de su etiología requiere otras pruebas. La prueba de la
tuberculina (o mantoux), consiste en inyectar subcutáneamente una proteína
obtenida de cultivos de bacilos de la tuberculosis. Una reacción cutánea
positiva indica la presencia de tuberculosis, bien activa o inactiva. El
diagnóstico de la enfermedad activa se realiza mediante el aislamiento de los
bacilos de la tuberculosis en el esputo.
En las fases tempranas no suelen
existir síntomas. Los síntomas comunes a todas las formas de tuberculosis en
fase avanzada suelen incluir fiebre, fatiga, sudoración nocturna, pérdida de
apetito y pérdida de peso. En la tuberculosis pulmonar estos síntomas se
acompañan de trastornos respiratorios como tos, dolor torácico y esputos
sanguinolentos. Con frecuencia es necesaria la hospitalización durante la
primera fase del tratamiento pero una vez que la enfermedad está bajo control,
el paciente puede volver a su actividad normal. El tratamiento completo dura
entre seis meses y dos años.
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