martes, 10 de diciembre de 2013

Neuralgia del Trigémino

Estamos ante un dolor producido en una zona de la cara inervada mediante el nervio trigémino (nervio craneal V), el cual se ramifica en tres, que es el principal nervio sensitivo de la cabeza y entre otras cosas es el encargado de la masticación.



Esta afectación aparece principalmente a partir de los 50 años, predominando en las mujeres.

Aunque las causas no están bien establecidas, parece que se origina por fenómenos de desmielinización, que son los fenómenos de pérdida de las células que envuelven y protegen el nervio, de forma secundaria a la compresión del mismo en algún tramo de su recorrido.

Caracterizado por un dolor facial muy intenso, manifestado a través de ataques bruscos que pueden durar desde un segundo a dos minutos. Es un tipo de dolor agudo, punzante o superficial que se produce en las zonas inervadas por el nervio trigémino de forma espontánea, al estimular ciertas zonas (zonas gatillo) con solo tocarlas ligeramente o por factores desencadenantes como hablar, lavarse la cara, afeitarse, sonreír… 

Las neuralgia del trigémino idiopáticas que no presentan enfermedad asociada, suelen presentar remisiones que duran meses o años, pero con frecuencia se repiten las crisis nuevamente y con menor frecuencia entre ellas. Si aparece en el seno de otra enfermedad, la evolución dependerá de ésta.

El tratamiento es principalmente a base de fármacos anticonvulsionantes. Por lo general, estos medicamentos se mantienen durante 6-12 meses y posteriormente se inicia su retirada de forma progresiva. 

En los casos de dolor severo el tratamiento se puede mantener durante más tiempo.

El tratamiento quirúrgico se reserva para aquellos casos que no responden al tratamiento médico o cuando sus efectos secundarios sean muy importantes para así descomprimir el nervio o destruir las fibras nerviosas que transmiten la percepción del dolor.


Hemorroides

Las hemorroides son venas hinchadas y dolorosas en la porción baja del recto o del ano. Son muy comunes durante el embarazo y tras el parto, debido a un aumento de la presión en las venas anales. Esto hace que las venas se hinche y duelan, sobre todo estando sentado. Las hemorroides pueden presentar se forma externa en el orificio anal y colgar o pueden estar internas dentro del ano donde comienza el recto.

Causa

La causa más común de las hemorroides es el esfuerzo durante la defecacción. Pueden estar causadas por esfuerzos durante la deposición, estreñimiento, sentarse durante períodos de tiempo largos, infecciones anales y ciertas enfermedades (cirrosis hepática).

Síntomas

Los síntomas que pueden producir las hemorroides son el prurito anal, dolor anal sobretodo estando sentado, sangre roja brillante en el papel, heces o inodoro, dolor al defecar y una o más protuberancias sensibles y duras alrededor del ano.

Diagnóstico

Un médico podrá diagnosticar las hemorroides tan solo con echar un vistazo a la zona anal. Pero en el caso de que lo precisara podrá realizar estos exámenes: guayacon en heces (muestra presencia de sangre), sigmoidoscopia y anoscopia.

Tratamiento

Para las disminución del dolor y la hinchazón de las hemorroides podremos usar cremas corticoesteroides, cremas con lidocaína y hablandadoras de las haces para deducir el esfuerzo y el estreñimiento.

Para reducir la picazón causada de las hemorroides lo más común es aplicar con motas de algodón un poco de agua de hamamelis. Aunque la ropa interior de algodón, no usar papal higiénico perfumado o de colores, y no rascar la zona ayuda a disminuir la picazón.

Los baños de asiento en agua tibia durante 10 ó 15 minutos también ayudan a  a sentirse mejor.

Si los tratamientos antes mencionados no funcionan, se empezará con un nuevo tratamiento con calor, la coagulación infrarroja para encoger las hemorroides. Si esto funciona evitaremos una intervención quirúrgica.

La cirugía es el último recurso en el caso de que ninguna otra terapia funciona y que se presente dolor o sangrado intensos. El procedimiento quirúrgico será la ligadura con banda de caucho o la hemorroidectomía quirúrgica.

Neumocistosis

La neumocistosis, es una infección por el microorganismo patógeno oportunista Pneumocystis carinii cuyo hábitat natural es el pulmón. Habitualmente afecta a enfermos inmunodeprimidos o debilitados, como pacientes con síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA) o con linfomas, enfermos de cáncer o personas que han sufrido un trasplante, entre otros.



El microorganismo se transmite por vía respiratoria. La principal manifestación clínica de la enfermedad es la neumonía, que cursa con fiebre, tos, dificultad respiratoria, aumento de la frecuencia respiratoria y, a veces, con cianosis. Los enfermos con SIDA suelen presentar síntomas menos marcados durante varias semanas, por lo que cuando hay una gran alteración de la inmunidad celular y existe una mínima sospecha de esta infección hay que intentar identificar este microorganismo.

La enfermedad afecta, principalmente, a los pulmones aunque, en ocasiones, cuando se produce una infección diseminada, se ven afectados los ganglios linfáticos, el bazo, el hígado y la médula ósea.

El diagnóstico de la enfermedad requiere el estudio histopatológico del órgano afectado mediante el uso de tinciones específicas que permiten detectar el agente infeccioso en el tejido. La radiografía de tórax de estos enfermos suele mostrar, típicamente, unos infiltrados difusos en ambos campos pulmonares, aunque ésta puede ser normal al comienzo de la neumocistosis.


Cuando no se aplica el tratamiento médico adecuado, puede tener lugar un episodio de insuficiencia respiratoria progresiva que puede llevar a la muerte del enfermo.

lunes, 9 de diciembre de 2013

Varicocele

El varicocele es una dilatación de las venas a lo largo del cordón espermático (el que sostiene los testículos). Se forma cuando las válvulas venosas de las venas de la zona impiden que la sangre fluya en adecuadamente. Al quedarse la sangre ahí estancada se produce una hinchazón y dilatación de las venas.

Este tipo de patología se desarrolla de forma lenta, normalmente en hombres de entre 15 y 25 años, sobre todo en el lado izquierdo del escroto. Cuando se produce repentinamente en un hombre mayor puede ser signo de un tumor renal.

Es probable que no cause síntomas, pero en caso de que los haya son: venas agrandadas y retorcidas en el escroto, tumor testicular indoloro e inflamación del escroto.

Diagnóstico

El médico hará un examen de la zona inguinal, del escroto y de los testículos, en la que podrá sentir un tumor retorcido e insensible alrededor del cordón espermático. Aunque es posible que no sea palpable, sobre todo si el paciente está acostado. El testículo del lado del varicocele puede ser más pequeño.

Tratamiento

El tratamiento de base es un soporte escrotal (suspensorio) o un pantalón ajustado para aliviar algo el dolor o molestia. Si el dolor continuase o surgen nuevos síntomas hace falta tratamiento adicional.

La varicocelectomía consiste en una operación en la cual el urólogo hace una incisión en la parte inferior del abdomen y amarra las venas anormales. Así la sangre fluye alrededor del área, a través de las venas normales. El paciente operado saldrá del hospital el mismo día de la operación, siendo recomendable que le aplique compresas con hielo durante 24h para reducir la hinchazón.

Otra alternativa es la embolización del varicocele, que consiste en hacer una incisión más pequeña a través de la cual se introduce un catéter (guiándose con ayuda de rayos X) en una vena de la ingle o el cuello. Así se lleva el catéter hasta el varicocele, donde se suelta una espiral que bloquea el flujo de sangre, desviándolo hacia las venas normales. Tras la operación deberá aplicarse hielo en la zona y utilizar soporte escrotal durante una temporada. 

Cáncer de colorrectal

Seguimos con el cáncer, en esta ocasión con el cáncer colorrectal. Este cáncer es uno de los tumores más frecuentes entre la población afectando tanto a mujeres como a hombre. Es el más común lo que no quiere decir que sea el que más mortalidad presenta.
La mayoría de los cánceres colorrectales aparecen sobre un pólipo existente en la mucosa de colon que por diversas circunstancias se genera en un tumor maligno. Este tumos puede crecer de tres maneras:

  • De forma local: crece principalmente en la profundidad invadiendo todas las capas de la pared del tubo digestivo. Una vez que el tumor traspasa la pared del intestino este puede invadir cualquier órgano.
  • En diseminación linfática: afecta principalmente a la red de vasos linfáticos que posee el colon. En este modo de crecimiento, se realiza afectando de los ganglios más próximos a los más alejados.
  • Diseminación hematógena: las células afectadas pasan al torrente sanguíneo y diseminan hacia los órganos principalmente el hígado, pulmón, hueso y cerebro.
Cuando este tipo de cáncer se descubre en la etapa temprana, este es tratado con cirugía y en la mayoría de los casos se cura bien. En cambio en la mayoría de los pacientes con este tipo de cáncer, se descubre en una etapa tardía ya que el cáncer de colorrectal no presenta síntomas hasta que está en una etapa avanzada.
Como en todo tipo de enfermedad existen unos factores de riesgo que son:
  • La edad
  • Antecedentes familiares
  • Antecedentes clínicos, es decir, haber padecido otro tipo de cáncer
  • El estilo de vida como puede ser: consumir alcohol, obesidad, dieta alta en grasas...
Las pruebas que se realizan para la detección de cáncer de colon son:
  • Prueba de sangre en heces, lo que se llama clinicamente melenas
  • Sigmoidoscopia: introducción de un tubo iluminado en el recto para examinar la parte inferior del colon
  • Colonoscopia: se introduce también un tubo iluminado con una cámara por el recto para ver el intestino grueso y tomar muestras del tejido. En el vídeo de abajo se muestra dicha prueba
  • Enema opaco: prueba radiológica para detectar problemas intestinales. 
Espero que la información os sirva de algo y en la siguiente entrada seguimos con enfermedades del colon, en concreto con el síndrome del colon irritado.

Vértigo



Sensación subjetiva de que el cuerpo o el entorno rotan o se desplazan sin que ésta exista realmente (ilusión de movimiento).
Con frecuencia decimos que una serie de situaciones son erróneamente vértigos como el mareo, el desfallecimiento y la inestabilidad.

El vértigo se produce por una alteración del sistema vestibular. Esta alteración puede ser de causa periférica o central. El de origen periférico es la causa más frecuente de vértigo.



El organismo dispone de tres sistemas que se interrelacionan principalmente en el cerebelo para mantener el equilibrio, que son: sistema vestibular, sistema propioceptivo y el órgano de la visión.



Para que exista equilibrio, se necesita que al menos dos de estos tres sistemas funcionen.

En caso de vértigo, el sistema vestibular está afectado, produciendo una sensación de movimiento cuando en realidad no existe. El órgano de la visión produce secundariamente unos movimientos característicos para intentar mantener un punto fijo mientras que el sistema propioceptivo lo intenta compensar dando lugar a un desequilibrio. 

Existen diversas causas para el vértigo periférico, estas son: Enfermedad de Menière, infección, traumatismo craneal, ciertos fármacos, tóxicos como alcohol, arsénico… tumores (meningioma, colesteatoma y neurinoma del VIII par) y por cambios bruscos de presión.

En el caso del vértigo central destacan; accidente cerebrovascular, esclerosis múltiple, migraña de la arteria basilar (migraña precedida de síntomas neurológicos), epilepsia del lóbulo temporal y tumores de la fosa posterior.

Aquellos que presentan o sufren de vértigos conocen la sintomatología, una sensación rotatoria de los objetos, que puede ser de intensidad variable, desde leve a una situación incapacitante durante el episodio. 

Suele acompañarse de síntomas vegetativos como náuseas, vómitos, taquicardia e hipotensión arterial.

En casos de vértigo periférico (hasta el 75% de los vértigos) aparece un movimiento rotatorio de los ojos horizontal. Son episodios de inicio brusco, breves y con abundantes síntomas vegetativos, predominantemente vómitos. Las crisis se suelen desencadenar con el movimiento.

Los vértigos de origen central se presentan sin relación con la postura, son de inicio más lento y de mayor duración, y los vómitos están menos presentes. También aparece el movimiento de los ojos, pero éste suele ser vertical.

Resulta de importancia recomendar reposo durante el episodio agudo de vértigo, siempre junto a fármacos antivertiginosos y/o antieméticos en el caso de náuseas y vómitos. 

Sin embargo, además del tratamiento de la fase aguda del vértigo, es necesario investigar la causa que lo ha producido para ofrecer el tratamiento adecuado en cada caso.

Neumotórax

Se denomina neumotórax, a la presencia de aire o de gas en el espacio pleural que provoca el colapso del pulmón. El neumotórax puede ser espontáneo, cuando ocurre en personas sin antecedentes de traumatismo torácico previo, o ser secundario a un traumatismo abierto de la cavidad torácica. Además, se puede considerar una entidad clínica con peso propio que es el llamado neumotórax por tensión, en el que la lesión del parénquima pulmonar permite la entrada, pero no la salida, de aire en la cavidad pleural, con lo que la presión en la misma va aumentando progresivamente produciendo una compresión incluso sobre el pulmón contralateral.

Los neumotórax espontáneos suelen deberse a la rotura del parénquima pulmonar. Ocurren con más frecuencia en individuos altos y delgados y parece ser que el fumar es un factor determinante. 

Tratamiento

El tratamiento de los mismos suele requerir únicamente la aspiración del aire, para conseguir de nuevo la expansión del pulmón colapsado. En muchas ocasiones estos neumotórax son recurrentes y esto hace que resulte necesario realizar una intervención quirúrgica para conseguir la resolución del problema. Los neumotórax secundarios muchas veces requieren el uso de cirugía para su tratamiento.

El neumotórax por tensión es una urgencia vital y precisa de la colocación urgente de un tubo de drenaje para intentar conseguir lo antes posible la reexpansión del pulmón colapsado.